Cómo mantener el flow creativo sin complicarnos la vida
Hay algo que aprendí con los años —y también en la pandemia, cuando todos tuvimos que reinventar nuestros espacios—: si queremos sostener nuestra práctica artística, tenemos que hacérnosla fácil.
Porque el flow creativo no avisa. Llega como una ola. Y si cuando aparece tenemos que andar armando y desarmando la mesa, buscando materiales o limpiando el espacio, esa ola se corta. Y cuando se corta, muchas veces pasa el día… y no pintamos.
Por eso siempre les insisto a mis alumnas en la importancia de crear condiciones que nos inviten a trabajar. No hace falta tener un gran taller ni desplegar todos los acrílicos y bastidores. A veces, con algo tan simple como un cuadernito y un par de marcadores, alcanza para mantener el contacto con la práctica.
Tener una libreta a mano —hecha por nosotras o comprada— es una forma de decirle al cuerpo “acá podés dibujar cuando quieras”. Puede ser un cuaderno con papeles de distintos gramajes, una libreta escolar o una de esas mini libretas que entran en cualquier bolso. Lo importante es que sea accesible, que podamos abrirla y dibujar aunque tengamos cinco minutos.
Una birome, un marcador flúo, un lápiz cualquiera… sirven. No hace falta comprar todo de una. Lo esencial es mantener viva la conexión con el hacer.
Si tenés un espacio propio, genial: ordená tus materiales por categorías, tenelos a la vista, rodeate de lo que te inspira. Pero si no lo tenés, buscá soluciones prácticas: un carrito con rueditas, cajas o cajoneras donde puedas guardar y trasladar tus cosas sin que sea un esfuerzo. La idea es reducir la fricción entre el deseo de crear y la acción.
Con el tiempo, esas libretas se transforman en pequeños archivos personales. Ahí aparecen paletas de color, trazos nuevos, líneas que después se transforman en obras. No hay presión por el resultado: lo importante es el proceso.
Cada dibujo, cada mancha, cada boceto es un eslabón más en esa cadena del proceso creativo que nos va retroalimentando. Y eso, justamente, es lo que mantiene viva la práctica.
Mi consejo:
- Tené siempre un cuadernito a mano.
- Usá los materiales que tengas cerca.
- No esperes el momento perfecto ni el gran despliegue.
- Hacete fácil la práctica creativa para que el arte siga fluyendo, incluso en los días en que parece que no hay tiempo.
Porque cuando el arte forma parte de lo cotidiano, no hace falta buscarlo: aparece solo.
